Los lugares de residencia de las Hadas
Todos los conocemos, más o menos, árboles, cáliz de las flores, jardines umbríos, bosques misteriosos, grutas encantadas, castillos, el fondo de los lagos... y las suaves colinas en donde residen preferentemente, ya que el interior hueco de éstas parece conducir, por extraños caminos, a su verdadero lugar de origen o país encantado.
La etimología de la palabra Hada viene del latín y quiere decir Fata, Fatum o Destino. Lo mismo significan las denominaciones francesa, Fée, y las inglesas, Fey y Fairie, pero en gaélico, Hada es Sidhe o Shee, que equivale a "gente de las colinas".
Dentro de ellas, las Hadas y sus cortes viven eternamente felices en medio de banquetes y diversiones que nunca concluyan.
En ciertas noches, las colinas se pueblan de luces que parecen avanza procesionalmente y es que son las Hadas que recorren en largos paseos los cerros.
Dos fechas muy indicadas para tales paseos las constituyen el 7 de agosto, Fiestas de la Cosecha, y el 1 de noviembre o día de Todos los Santos, y esto viene a suceder en la Isla de Man principalmente, para sobrecogimiento de sus habitantes, pues pocos son los que se atreven a perturbar los paseos de las Hadas, ya que saben que si son sorprendidos espiándolas, pueden sucederles cosas poco agradables al descubrir ellas que es invadida su intimidad.
De todas maneras, y por si algún osado quiere incurrir en tal desacato, debe recordar que sólo con dar 9 vueltas entorno a una colina en noche de luna llena, súbitamente, se abrirá antelé la puerta que le conducirá a la presencia de estos mágicos seres, ahora, de lo que suceda después, nadie le eche la culpa más que al curioso.
Sin embargo, se han dado casos en los cuales las colinas han abierto espontáneamente sus entradas al Mundo Maravilloso y el elegido de las Hadas ha podido acceder fortuitamente sin haberlo buscado, pero, según todos los indicios, debe ser desconfiado ante las muestras de hospitalidad que se le den ya que sólo que pruebe una fruta, u pastel, o beba cualquier refresco, perderá la memoria quedándose para siempre allí.
Otras advertencias que hay que hacer al confiado transeúnte que recorra los caminos de las Hadas es el de que éstas aman el danzar al claro de luna y es muy peligroso dejarse atrapar por los acordes melodiosos y embrujadores de su música ya que si se entra en el corro de bailarinas puedes estar bailando durante 7 años.
Si alguna vez tienes la suerte de tropezarte con un Hada, nunca le hagas peticiones, porque ellas, si bien son generosas, no gustan de ser importunadas con lacrimosos gimoteos ni con exigencias, de lo contrario te concederán el favor pedido pero éste se convertirá en hojas secas apenas creas haberlo logrado si es bien material, si es de otro tipo, conseguir amores, poder, etc., se trocará en decepción.
Con la llegada del cristianismo se pretendió desmitificar los encuentros de los mortales con las Hadas y así se nos relata la historia del ermitaño St. Collen quien habiendo penetrado en una colina encantada, fue amablemente recibido por el rey Gwyn ap Nudd ofreciéndosele un refrigerio que el monje rechazó mientras abominaba del rey y sus servidores a los que calificó de naturaleza infernal. Extrajo entonces agua bendita que había procurado llevar oculta, y al mojar a todos con ella, desaparecieron como por ensalmo, quedando sólo St. Collen sobre la colina, en medio de la noche.
Las leyendas y los cuentos tienen algo en común, guardan de manera críptica los retazos de la antigua sabiduría que hoy tan esforzadamente intentamos desvelar desde la atalaya de este nuestro siglo XX casi XXI.
Así, el mundo mágico de las colinas de las Hadas, puede ser ni más ni menos que el acceso a ese últimamente tan traído y llevado mundo intraterrestre del que muchas publicaciones especializadas vienen haciéndose eco de un tiempo a esta parte.
Se dice, que en ese universo subterráneo que se abre, según las consejas, en la Colina de las Hadas de Knockma, en Irlanda, su rey actual es Finvana y resulta singularmente curioso el que muchos estudiosos del tema, le adjudiquen el título de "El Rey de los Muertos, como si de un nuevo Plutón o Hades se tratara..
¿Qué hay de cierto en todo esto?... ¿Sólo son leyendas ¿Debemos creer en las Hadas?... Resultaría muy triste que las negásemos únicamente porque hemos llegado a la edad adulta.
miércoles, 26 de marzo de 2008
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